La noche en La Bombonera tenía todos los condimentos: un duelo intenso, momentos de alto voltaje y un clima que reflejaba la urgencia de Boca por sostener el resultado. En ese escenario, Juan Román Riquelme volvió a quedar bajo los reflectores por un gesto tan inesperado como llamativo. A los 35 minutos del segundo tiempo, con su equipo ganando 1-0 gracias al gol temprano de Ayrton Costa, el presidente "xeneize" dejó por unos instantes su palco para visitar otro sector y saludar a una invitada especial: la ex número uno del mundo, Victoria Azarenka.

El momento elegido sorprendió a todos. Boca atravesaba uno de los pasajes más complejos del encuentro: Argentinos Juniors lo tenía contra las cuerdas, había generado tres oportunidades claras para igualar el marcador en los pies de Alan Lescano y solo las intervenciones de Agustín Marchesín mantenían la ventaja mínima. La tensión se palpaba en cada tribuna.

En medio de ese contexto, Riquelme se acercó al lugar donde se encontraba Azarenka, posó para una fotografía y le obsequió una camiseta azul y oro con su nombre estampado. El gesto, habitual en noches especiales de La Bombonera, contrastó con la situación límite que vivía el equipo dentro del campo de juego.

La escena se enmarca en una costumbre reciente del presidente bostero, que comenzó en un Superclásico con la visita de Dua Lipa y se repitió con figuras como Johnny Depp y Marco Antonio Solís. La lógica suele ser la misma: los artistas suelen retirarse antes del final para evitar el caos de la salida, y Riquelme prefiere saludarlos antes de que abandonen el estadio, incluso si el partido está en pleno desarrollo.

Un cierre distinto

Una vez consumada la victoria, el presidente de Boca no celebró con euforia ni gestos exagerados. Simplemente asintió con la cabeza, como marcando su aprobación por el rendimiento del equipo tras un encuentro que fue mucho más sufrido de lo que indicaba el resultado.